miércoles, 9 de febrero de 2011

DIABETES (trabajo corto)

Con el nombre de diabetes se conocen varias enfermedades cuyos síntomas son un exceso de diuresis o eliminación de orina (poliuria), y una sed intensa (polidipsia), originados por diferentes causas.

Características y tipos
Su origen es genérico, aunque es necesaria la presencia de factores exógenos, de los cuales hasta ahora se sabe muy poco, para desarrollar la enfermedad.
Entre un 5 y un 6 % de la población son diabéticos y no se contagia pero no se puede curar, si bien, si se sigue una dieta especial y se controla la glucosa, se pueden prevenir las complicaciones que aparecían a largo plazo. Hoy en día, los cuidados han avanzado mucho y las personas diabéticas pueden llevar una vida sana, activa y completa.
La diabetes más frecuente es la mellitus, de la que existen dos tipos:

• Mellitus insulinodependiente (DID o diabetes de tipo I)
Se manifiesta sobre todo en niños y jóvenes, aunque puede aparecer en algunas mujeres durante el embarazo. Se caracteriza porque el páncreas de la persona enferma no segrega insulina o lo hace en muy pequeñas cantidades. Los primeros síntomas son: secreción excesiva de orina (poliuria), sed frecuente e intensa (polidipsia), aumento del apetito (polifagia), pérdida de peso, fatiga, infecciones de la piel y alteraciones sexuales en los adultos.
Con el tiempo, al dejar el pácreas de segregar insulina, pueden presentarse varios tipos de problemas:

Hiperglucemia: Se produce cuando la glucosa llega a niveles demasiado altos en la sangre y el cuerpo no recibe suficiente insulina, por un exceso de alimentos, por falta de ejercicio o después de una enfermedad vírica (constipado, gripe). Se caracteriza por una sed excesiva, sensación de fatiga, debilidad, orina frecuente, visión borrosa. Frente a estos síntomas es necesario examinar el nivel de glucosa en sangre y proporcionar alimentos libres de azúcar al paciente. Si no se actúa con rapidez, se puede llegar a producir cetoacidosis.
 Cetoacidosis: Se presenta cuando las células no reciben suficiente glucosa y el cuerpo empieza a quemar grasa para producir energía; ello da lugar a un exceso de cuerpos cetónicos. Los síntomas son deshidratación (ojeras, labios secos y cortados), respiración entrecortada, vómitos y un fuerte dolor abdominal. En este caso hay que proporcionar bebida al enfermo y acudir de inmediato al médico.
 Hipoglucemia: Corresponde al caso contrario de la hiperglucemia. Se produce cuando los niveles de glucosa en sangre son demasiado bajos, es decir, si el cuerpo recibe demasiada insulina o insuficiente comida, o el enfermo tarda demasiado en comer o hace más ejercicio del habitual. En general, los síntomas son leves: temblor moderado, palidez de la tez, sudor, pulso rápido, lloros, irritabilidad, problemas de coordinación, fatiga, somnolencia, dolor de cabeza, dificultades en el habla, falta de concentración, hambre y mareos. Normalmente, se corrige la hipoglucemia al proporcionar al enfermo algo azucarado, como un zumo de frutas, un caramelo o un terrón de azúcar. Si los síntomas son más severos, pérdida de consciencia o convulsiones, el enfermo necesitará con urgencia una inyección de glucosa.
• Mellitus no insulinodependiente (DNID o diabetes de tipo II)
Se manifiesta generalmente en personas de más de 40 años, muchas veces obesas o con exceso de peso. El páncreas de estos enfermos, a diferencia del de los enfermos de diabetes del tipo I, produce insulina pero no es efectiva.
En muchas ocasiones, los síntomas son mínimos y sólo se detecta la enfermedad por análisis rutinarios de sangre y de orina. En algunas ocasiones se necesitan inyecciones de insulina o la administración de medicamentos orales hipoglucemiantes para mantener el nivel adecuado de glucosa en sangre. En general, una dieta apropiada y la pérdida de peso hacen que la necesidad de administrar al enfermo insulina desaparezca.
Las personas mayores que la sufren son más propensas a desarrollar algunas enfermedades del riñón, de la vista, coronarias o arteriosclerosis.
• Otros tipos de diabetes
Durante el embarazo puede aparecer diabetes en algunas mujeres (diabetes gestacional). Otro tipo es la secundaria, que es la menos frecuente y aparece a raíz de otra enfermedad: hipertiroidismo, extracción del páncreas, entre otras. Puede desencadenar una DID o una DNID.



El control de la glucosa
Los que padecen esta enfermedad deben llevar a cabo controles regulares del azúcar en la sangre y aprender a inyectarse la insulina cuando es necesario. Para controlar la glucemia, se utilizan unos aparatos que permiten al enfermo obtener una pequeña muestra de sangre, generalmente con un pinchazo en un dedo, y analizarla para determinar el nivel de glucosa existente. A partir de este resultado, se dosifica la cantidad de insulina que se debe inyectar bajo la piel.



Dieta en la diabetes
Una alimentación equilibrada consiste de 50 a 60% de carbohidratos, 10 a 15% de proteínas y 20 a 30% de grasas. Esto es válido para todas las personas y con ello es también la composición alimenticia recomendable para los diabéticos del tipo 2. Una dieta reductiva común consiste de la alimentación con una menor cantidad de calorías. La cantidad de calorías debe establecerse para cada individuo. Ha dado buenos resultados que se fijen consumos calóricos totales semanales y no se esclavice a límites calóricos diarios. También ha dado buenos resultados la conducción de un registro diario de alimentación para mantener el control..
La nutrición balanceada es un elemento indispensable para el tratamiento de la diabetes mellitus. Un buen régimen alimentario se caracteriza por ser individual. Para ello debemos tener en cuenta la edad, el sexo, el peso, la estatura, el grado de actividad, clima en que habita, el momento biológico que se vive (por ejemplo una mujer en embarazo, un recién nacido, un niño en crecimiento, un adulto o un anciano), así como también la presencia de alteraciones en el nivel de colesterol, triglicéridos o hipertensión arterial.
Alimentos muy convenientes Son los que contienen mucha agua y pueden comerse libremente. Se encuentran en la acelga, apio, alcachofa, berenjena, berros, brócoli, calabaza, calabacín, cebolla cabezona, pepino cohombro, coliflor, espárragos, espinacas, habichuela, lechuga, pepinos, pimentón, rábanos, repollo, palmitos y tomate.

Alimentos convenientes
Son los alimentos que pueden ser consumidos por la persona diabética sin exceder la cantidad ordenada por el nutricionista. En estos se encuentran las harinas: Arroz, pastas, papa, yuca (mandioca), mazorca, plátano, avena, cebada, fríjol, lenteja, garbanzo, soya, alverjas, habas, panes integrales y galletas integrales o de soda. En las frutas son convenientes las curubas, fresas, guayabas, mandarina, papaya, patilla, melón, piña, pitaya, pera, manzana, granadilla, mango, maracuyá, moras, naranja, durazno, zapote, uchuvas, uvas, banano, tomate de árbol, mamey y chirimoya. En cuanto a los lácteos son convenientes la leche descremada, cuajada, kumis y yogurt dietético. También son saludables las grasas de origen vegetal como el aceite de canola, de maíz, la soya, el aceite de girasol, ajonjolí y de oliva. Las verduras como zanahoria, auyama, etc.

Alimentos inconvenientes
Carbohidratos simples como el azúcar, la panela, miel, melazas, chocolates, postres endulzados con azúcar, helados, bocadillos, mermeladas, dulces en general y gaseosas corrientes. También son inconvenientes las grasas de origen animal como las carnes grasas, embutidos, mantequilla, crema de leche, mayonesas, manteca, tocino de piel de pollo y quesos doble crema.

Cómo debe ser el horario de las comidas.
Hay que comer cada 3 a 4 horas (alimentación fraccionada) ya que de esta manera se evita una hipoglucemia o baja en nivel de azúcar en la sangre. El alimento se ajusta a la acción de los medicamentos para el tratamiento de la diabetes, sean estos hipoglicemiantes orales como son las tabletas o la acción de la insulina inyectada.


Complicaciones de la diabetes
Independiente del tipo de diabetes mellitus, un mal nivel de azúcar en la sangre conduce a las siguientes enfermedades. Bases son las modificaciones permanentes de las estructuras constructoras de proteínas y el efecto negativo de los procesos de reparación, p.ej.: la formación desordenada de nuevos vasos sanguíneos.
  • Daño de los pequeños vasos sanguíneos (microangiopatía)
  • Daño de los nervios periféricos (polineuropatía)
  • Pie diabético: heridas difícilmente curables y la mala irrigación sanguínea de los pies, puede conducir a laceraciones y eventualmente a la amputación de las extremidades inferiores.
  • Daño de la retina (retinopatía diabética)
  • Daño renal Desde la nefropatía incipiente hasta la Insuficiencia renal crónica terminal
  • Hígado graso o Hepatitis de Hígado graso (Esteatosis hepática)
  • Daño de los vasos sanguíneos grandes (macroangiopatía): trastorno de las grandes Arterias. Esta enfermedad conduce a infartos, apoplejías y trastornos de la circulación sanguínea en las piernas. En presencia simultánea de polineuropatía y a pesar de la circulación sanguínea crítica pueden no sentirse dolores.
  • Cardiopatía: Debido a que el elevado nivel de glucosa ataca el corazón ocasionando daños y enfermedades coronarias.
  • Coma diabético: Sus primeras causas son la Diabetes avanzada, Hiperglucemia y el sobrepeso.
  • Dermopatía diabética: o Daños a la piel.
  • Hipertensión Arterial: Debido a la cardiopatía y problemas coronarios, consta que la hipertension arterial y la diabetes son enfermedades "Hermanadas"

La retinopatía diabética: es una complicación ocular de la diabetes, causada por el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina del fondo del ojo. El daño de los vasos sanguíneos de la retina puede tener como resultado que estos sufran una fuga de fluido o sangre. Cuando la sangre o líquido que sale de los vasos lesiona o forma tejidos fibrosos en la retina, la imagen enviada al cerebro se hace borrosa.

Neuropatía diabética: neuropatía o trastorno neuropático a los cuales se asocian diabetes mellitus. Estos estados se piensan para resultar de lesión microvascular diabética que involucra los vasos sanguíneos menores que suministra los nervios de los vasos. Los estados relativamente comunes que se pueden asociar a neuropatía diabética incluyen tercera parálisis del nervio; mononeuropatía; mononeuropatía múltiple; amilotrofía diabética; polineuropatía dolor; nueropatía autonómica; y neuropatía toracoabdominal

La angiopatía diabética es una enfermedad de los vasos sanguíneos relacionada con el curso crónico de la diabetes mellitus, la principal causa de insuficiencia renal a nivel mundial. La angiopatía diabética se caracteriza por una proliferación del endotelio, acúmulo de glicoproteínas en la capa íntima y espesor de la membrana basal de los capilares y pequeños vasos sanguíneos. Ese espesamiento causa tal reducción de flujo sanguíneo, especialmente a las extremidades del individuo, que aparece gangrena que requiere amputación, por lo general de los dedos del pie o el pie mismo. Ocasionalmente se requiere la amputación del miembro entero. La angiopatía diabética es la principal causa de ceguera entre adultos no ancianos en los Estados Unidos. En Cuba, la tasa de angiopatías periféricas en la población diabética alcanzan los 19,5 por cada 100 mil habitantes

Cuando decimos que el Pie Diabético tiene una "base etiopatogénica neuropática" hacemos referencia a que la causa primaria que hace que se llegue a padecer un Pie Diabético está en el daño progresivo que la diabetes produce sobre los nervios, lo que se conoce como "Neuropatía". Los nervios están encargados de informar sobre los diferentes estímulos (nervios sensitivos) y de controlar a los músculos (nervios efectores). En los díabéticos, la afectación de los nervios hace que se pierda la sensibilidad, especialmente la sensibilidad dolorosa y térmica, y que los músculos se atrofien, favoreciendo la aparición de deformidades en el pie, ya que los músculos se insertan en los huesos, los movilizan y dan estabilidad a la estructura ósea.
El hecho de que una persona pierda la sensibilidad en el pie implica que si se produce una herida, un roce excesivo, una hiperpresión de un punto determinado o una exposición excesiva a fuentes de calor o frío no se sientan. El dolor es, no lo olvidemos, un mecanismo defensivo del organismo que nos incita a tomar medidas que nos protejan de factores agresivos. Los diabéticos pueden sufrir heridas y no darse cuenta. Además, la pérdida de control muscular favorece como decimos la aparición de deformidades y éstas pueden al mismo tiempo favorecer roces, cambios en la distribución de los apoyos del pie durante la marcha y en definitiva, predisponer a determinados puntos del pie a agresiones que, de no ser atajadas a tiempo, pueden resultar fatales.


VIDEO:

martes, 1 de febrero de 2011

Enfermedades Mentales: '' EL ALZHEIMER'' (trabajo largo)

EL ALZHEIMER

INTRODUCCIÓN
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central, descrita en 1907 por el neurólogo alemán A. Alzheimer (1864-1915). Si bien puede aparecer a partir de los cuarenta años, es más frecuente después de los sesenta y cinco.



CAUSAS
Las causas últimas de la enfermedad de Alzheimer todavía no se conocen con exactitud, aunque el mecanismo de producción del trastorno está ya establecido y se han identificado algunos factores, sobre todo de índole genética, que, al parecer, constituyen su base.
•Mecanismo de acción
La enfermedad se origina al desarrollarse en el cerebro unas anomalías que provocan cambios tanto estructurales como funcionales en dicho órgano, el cual experimenta, como consecuencia, una progresiva atrofia. El examen microscópico del cerebro de los afectados permite identificar características tales como una degeneración neurofibrilar y la presencia de placas neuríticas. La primera tiene lugar en el interior de las neuronas de la corteza cerebral y provoca una especie de ovillo de fibrillas entrelazadas. Las placas neuríticas, o placas seniles, son unas masas esféricas que se localizan entre las neuronas, impidiendo la comunicación sináptica entre ellas. Estas placas presentan una zona central compacta formada por una proteína insoluble, la β-amiloide, rodeada de prolongaciones neuronales alteradas. Esta proteína facilita la entrada de iones potasio y sodio en las neuronas en cantidades que resultan nocivas para éstas y que provocan su muerte. Ambas anomalías, que conllevan una pérdida de neuronas, una reducción de la sinapsis y un fallo en la producción de neurotransmisores básicos del sistema nervioso central como la acetilcolina, se asientan en áreas del cerebro que son fundamentales para las funciones cognitivas: sobre todo en la corteza cerebral asociativa (donde se localizan funciones como el lenguaje, el razonamiento y el comportamiento), en el sistema límbico y en el hipocampo (relacionado con la memoria).

En la enfermedad de Alzheimer, los cambios en la proteína tau producen la desintegración de los microtúbulos en las células cerebrales.
•Factores genéticos
Entre las causas posibles de la enfermedad de Alzheimer se han postulado diversos factores: ambientales de tipo tóxico (contaminantes como el aluminio, el cinc, el benceno o el tolueno), infecciosos e inmunitarios, por traumas cerebrales, así como genéticos, que son los que en la actualidad se toman más en consideración. En efecto, la genética parece desempeñar un papel muy importante en la enfermedad, que, en numerosos casos, tiene un componente familiar hereditario.
Se ha constatado que en aproximadamente el 10 % de los afectados existe una alteración en un gen localizado en el cromosoma 21 que codifica la proteína precursora amiloide, cuya fragmentación origina la proteína β-amiloide que aparece en las alteraciones típicas de la enfermedad. Este defecto genético se transmite mediante el mecanismo de herencia autosómica dominante, lo cual determina una probabilidad de transferencia a la descendencia de un 50 %. Buena parte de los afectados con historia familiar de la enfermedad, en cambio, presentan alteraciones en el cromosoma 1 o en el 14, en concreto en genes que codifican las proteínas presenilinas, cuyo papel fisiológico no se conoce pero que pueden favorecer el depósito de la proteína β-amiloide en el tejido nervioso.
Sin embargo, la mayor parte de los afectados sufren una forma esporádica de la enfermedad, sin antecedentes familiares, considerándose como factor de riesgo la existencia de mutaciones en unos genes localizados en el cromosoma 19 que codifican la apolipoproteína E, también involucrada en la formación de las anomalías típicas de la enfermedad.

-MANIFESTACIONES
La forma de presentación de la enfermedad y sus síntomas varían de unos individuos a otros, pero, en líneas generales, siguen un patrón bastante definido y evolucionan en el curso de ocho a doce años. En una primera fase resulta afectada de manera considerable la esfera cognitiva, con la aparición de alteraciones de la memoria y el lenguaje, a lo que sigue un deterioro global de las funciones intelectuales, una serie de cambios en la conducta y, en estadios avanzados, trastornos neurológicos que provocan un notorio declive físico.

•Trastornos de las funciones cognitivas
Entre las primeras y más típicas manifestaciones de la enfermedad destacan los trastornos de la memoria (relacionados con las alteraciones del hipocampo), aunque en sus inicios estos desórdenes suelen pasar inadvertidos, por ser similares a los que se producen durante el proceso normal de envejecimiento. Al principio se manifiestan como dificultades para evocar hechos recientes, lo que evidencia un deterioro de la memoria a corto plazo, mientras que la memoria de hechos pasados se conserva intacta. En esta fase, el afectado puede ser capaz de recordar con precisión hechos sucedidos hace mucho tiempo, pero haber olvidado, por ejemplo, lo que cenó el día anterior. La pérdida de memoria reciente se hace cada vez más evidente, pero puede pasar bastante tiempo hasta que la memoria remota resulte también afectada, lo cual comporta, en estados avanzados, una amnesia más global y profunda.







La tomografía del cerebro de un paciente afectado por la enfermedad de Alzheimer


La pérdida de memoria pronto tiene su reflejo en la aparición de problemas de lenguaje, puesto que se tienen dificultades para recordar ciertas palabras. Inicialmente el afectado tiende a reemplazar las palabras que no recuerda por otras de significado parecido, pero los términos elegidos tienen cada vez menos relación con los que pretenden sustituir. Todo ello, junto con la disminución de la fluidez verbal, hace que el lenguaje se vaya empobreciendo. También la comprensión del lenguaje hablado comienza a alterarse, por lo que al enfermo le es difícil mantener diálogos coherentes y ordenados. En los estadios finales del trastorno, sólo consigue expresarse a través de sonidos repetitivos e inconexos, o bien se sume en un mutismo absoluto.
Otra manifestación habitual que causa gran inquietud es la pérdida de orientación espacial. Es relativamente frecuente que se produzcan episodios de desorientación en calles de lugares bien conocidos o, en las fases avanzadas del trastorno, incluso en el propio hogar. A ello se suman, en estadios posteriores, una pérdida de la capacidad de atención y de concentración, alteraciones del pensamiento abstracto, una disminución de la motivación y de la iniciativa, problemas prácticos derivados de la incapacidad para realizar secuencias de gestos necesarios para llevar a cabo actos complejos (por ejemplo, para vestirse o para utilizar los cubiertos) e incluso fallos en el reconocimiento de los estímulos sensoriales de tipo visual o auditivo. Se aprecia, así, una creciente pérdida del pensamiento lógico y racional que comporta una marcada incapacidad para resolver los problemas de la vida cotidiana y que, en fases avanzadas, hace casi irreconocibles los rasgos propios de las funciones intelectuales superiores.

Alteraciones de la conducta
Al cabo de un tiempo aparecen, y se hacen cada vez más notorios, ciertos trastornos en el ámbito conductual. Se producen modificaciones de la personalidad y el carácter, tales como indiferencia y apatía, una tendencia a la introspección, cierta tosquedad y una pérdida de interés por las actividades que antes se consideraban importantes, como los hobbies y aficiones. Los afectados sufren cambios de humor bruscos e impredecibles, se tornan más impulsivos e irritables, se obstinan con facilidad, se vuelven negligentes con su higiene y son cada vez más pueriles, con una creciente dependencia de los demás. En muchos casos, sufren episodios psicóticos, como delirios y alucinaciones.

• Trastornos neurológicos
A los problemas en la esfera mental, con el paso del tiempo se añaden otros trastornos que evidencian la afectación del sistema nervioso y que tienden a agravar la situación. Así, suele presentarse un cuadro de insomnio, caracterizado por una marcada dificultad para conciliar el sueño, o bien por despertares frecuentes que causan inquietud y un aumento de la confusión y de la desorientación. En fases más avanzadas también pueden presentarse trastornos de la actividad motora, como alteraciones posturales y de la marcha, rigidez y temblores o movimientos involuntarios y constantes de algunas partes del cuerpo. En los últimos estadios de la enfermedad se produce una alteración del control de los reflejos. Esto conduce a un cuadro de actitudes corporales anómalas, incontinencia de esfínteres y postración que conlleva un deterioro grave de la salud y favorece la aparición de complicaciones que muchas veces llevan a un desenlace fatal.

-DIAGNÓSTICO
El diagnóstico definitivo de la enfermedad de Alzheimer sólo puede establecerse a partir de un estudio microscópico del cerebro. Pero en la práctica este recurso no es viable, puesto que requiere la obtención de muestras de tejido cerebral mediante una cruenta biopsia. Este método se reserva para confirmar el padecimiento de la enfermedad en los estudios anatomopatológicos que se realizan tras la muerte de los afectados. Así pues, el diagnóstico se basa en el estudio clínico de cada caso mediante una valoración de los problemas que presenta el paciente, realizada a través de tests específicos, algo que resulta bastante simple en fases avanzadas de la enfermedad pero que exige una investigación más compleja en los períodos iniciales. Además, para descartar otras afecciones causantes de cuadros demenciales suele realizarse una batería de pruebas, entre las que se incluyen análisis de sangre, electroencefalogramas (EEG), tomografía axial computerizada (TAC), tomografía de emisión de positrones (PET), tomografía de emisión de fotón único (SPECT) o resonancia magnética nuclear (RMN).
-TRATAMIENTO
En la actualidad no se dispone de ningún tratamiento eficaz para curar la enfermedad de Alzheimer. Se cuenta, no obstante, con medicamentos útiles para paliar algunas de las eventuales manifestaciones, como tranquilizantes y antidepresivos, así como con modernos fármacos que mejoran la sintomatología de los estadios iniciales y retrasan la evolución del trastorno, como los inhibidores de la colinesterasa. Durante los primeros años de padecimiento de la dolencia una adecuada estimulación y una oportuna terapia ocupacional resultan de suma utilidad para potenciar el rendimiento intelectual y mejorar así la calidad de vida. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, llega un momento en que se requieren cuidados asistenciales que hacen necesario el ingreso del enfermo en un centro sanitario.
VIDEO DOCUMENTAL:  (Nose oye muy bien. pero lo explica bien.)